Compromiso con procesos de mejora constantes.

Todos sabemos que el 2020 fue un año atípico, lleno de imprevistos a los que hemos tenido que hacer frente de manera eficaz y sobre todo veloz, de acuerdo a la realidad incierta que se nos presentaba. Fuimos tocados con la varita de “esenciales” y trabajamos de manera creativa haciendo frente a los miedos, y priorizando por sobre todas las cosas el cuidado de cada uno de los chicos y chicas, y de nuestro valioso equipo. En este sentido el Hogar pudo capitalizar el desafío y convertirlo con entusiasmo en una oportunidad de transformación y crecimiento.  Esto se pudo comprobar en el mes de  octubre, cuando  tuvimos la primera auditoría de seguimiento del Sistema de Gestión de la Calidad, certificado según la Norma internacional ISO 9001:2015. Un momento de revisión de objetivos y proyección de nuevas metas para seguir impulsando la organización. 

En el 2019 cuando el Hogar María Luisa logró la certificación, se fijaron objetivos concretos con procesos y propuestas de mejoras. Y tras un año y, ante la revisión de las observaciones que nos habían realizado, pudimos dar cuenta de las transformaciones ejecutadas, las previsiones y los indicadores para evaluar resultados, planificar y re-pensar estrategias. En este año complejo, con el giro abrupto que cobró nuestra cotidianidad, la revisión exitosa de la norma nos vuelve doblemente orgullosos por el reconocimiento recibido y, también motivados con las ideas que nos dejaron para optimizar aún más nuestros procesos. 

¿Pero para qué le puede servir a un hogar de niños contar con un sistema de gestión, ISO 9001? En un espacio caracterizado por los imprevistos y las situaciones inciertas que trae nuestra labor, es necesario tener ciertas certezas, una planificación que trace el camino. Y es así que un sistema de gestión nos permite conocernos, ver potencialidades, y ante las debilidades encontradas pudimos salir a buscar nuevas alianzas, sinergias que potencien los esfuerzos. Nos animamos a “pedir lo que necesitábamos”, a tener prioridades y organizar las acciones para lograr recibir apoyos y también ayudar a otros mientras nos ayudaban. De estas iniciativas surgieron alianzas con escuelas, grupos de scouts, empresas, organizaciones y personas, que mientras no podían salir de su casa tejieron, cosieron, armaron plantas, juegos, colectas, hicieron videollamadas.

Con lo que teníamos armamos con inteligencia un rompecabeza que potenció los recursos para el Hogar, y a su vez el Hogar contribuyó con redes que agrandan aún más su impacto social. Hoy tenemos un montón de amigos y amigas nuevos que esperamos poder reunir y abrazar pronto.

Un gran aprendizaje nos deja este 2020 y, sobre todo, un sistema de gestión fortalecido que nos apuntala en nuestro camino de brindar un lugar de cuidado y contención para cada uno de los niños y niñas, para que puedan crecer y tener un futuro mejor.

Queremos agradecer a todo el equipo del Hogar que colaboró para que esta instancia pueda llevarse a cabo. Y especialmente a TÜV Rheinland Argentina S.A. y a Enrique Muñóz de Elefonik por acompañarnos en este proceso.

¡Bravo Hogar! y gracias a todos.