“El momento más feliz de las personas que trabajamos en el Hogar es ver como los chicos se van con sus nuevas familias”, esto nos decía nuestra directora Ana Álvarez. Verlos caminar de la mano de su nueva familia y alejándose de a poco de esta Gran Casa que fue su hogar por 4 largos años, nos confirma que hicimos las cosas bien.
“Nosotros les damos las herramientas y los preparamos para este momento, les brindamos amor, contención y alas para volar”, nos decía Ana.
Y así, luego de 4 largos años, estos 4 hermanos volaron con sus nuevas mamás …
Vivir en familia es un derecho fundamental de todo niño/a y adolescente. Así dicen tanto tratados internacionales como leyes en la argentina pero, aun así muchos niños pasan un promedio de tres años al cuidado de hogares. Tenemos muchos ejemplos de esta permanencia y de más también.
Este diciembre pudimos ver partir a esta nueva familia y eso nos tiene entre felices y orgullosos. El proceso de vinculación duró un par de meses. Todos las historias de los chicos de los hogares son historias de resiliencia, donde tuvieron que fortalecerse para vencer miedos y aprender a cuidarse.
Confiábamos en que la selección de «postulantes» había sido la adecuada. En la primera entrevista para conocerlas, las psicólogas del hogar no pudieron contener las lágrimas cuando escucharon: “Nosotras estamos para ellos, son sus tiempos, sus gustos, acá ellos van a marcar los tiempos”. Al colgar nos miramos y vimos que todas estábamos llorando, esto empieza bien, pensé!
Luego vinieron las primeras visitas al hogar, las salidas cerquita y luego otras salidas más largas para regresar un par de horas después. Todo venía muy bien y los chicos empezaron a entusiasmarse. Los tiempos se fueron haciendo más extensos y llegó la primera visita a conocer la casa. La primera vez de quedarse a dormir y la primera navidad juntos. Hay muchas formas de ser familia. Las familias por adopción son familias por elección y esta familia se eligió para compartir su vida.
Y llegó por fin el egreso con un oficio del juzgado. Una confirmación que ya estaba dada con hechos. Llega materializada la autorización, la que confirma que comienza la cotidianeidad de vivir juntos.
En ese momento el «motor egreso» comienza a rodar, como le decimos en el hogar. Se preparan sus pertenencias, documentos, fotos de momentos importantes entre otras cosas. Les armaron dedicatorias todas las personas que compartieron momentos con ellos y todo lo que se fue construyendo en su estadía en nuestra Gran Casa. Ellos pidieron una despedida con todo y trajeron espuma, grandes y chicos jugamos en el patio para festejar este gran momento.
Al irse los vemos marchar seguros, felices y con un montón de recuerdos lindos de amigos, voluntarios y personal del Hogar que les dieron amor durante todo este tiempo. Los vamos a extrañar pero de esto se trata esta Gran Casa, somos un puente a un destino familiar.
Ana Álvarez, Directora del Hogar
¡Todos podemos hacer algo para que las niñas, niños y adolescentes vivan una infancia feliz!